Echarte de menos
como quien espera
el último trozo del pastel,
como quien huye de sí mismo
para encontrarse.
Echarte de menos
echar(te) agua
a las flores,
regar la nostalgia
para que crezcan
mis ganas de verte
y tenerte delante
sabiendo que jamás
volverás a irte.
Echarte, de menos,
de allí,
de la infelicidad,
de la soledad,
del sofá
a mi cama,
para pasar la noche
y quedarnos
hasta apagar
la alarma.
Echarte de menos,
siempre
(que no estás).
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