jueves, 29 de enero de 2015

Echo de más.

Echo de más tu ausencia,
las tardes que no paseamos
por las calles
buscando un sitio
donde declararnos
amor.

Echo de más el frío,
parece que se ha posado
en mis raíces
y ahora solo quiere
calarme los huesos.
También tu silencio,
ese que solo me escucha
cuando no le contesto.

Echo de más la muerte 
de mariposas,
que se produce cuando no te veo
y el suicidio de las margaritas
que dudan de si
te quiero.

Me echo de más
-me sobra tiempo
conmigo-
y te echo de menos,
-me falta tiempo
contigo-.

lunes, 26 de enero de 2015

Tu sueño.

Duermes hacia el lado contrario
de la nostalgia
esperando que alguno de los sueños
te haga sonreír.

Duermes con un ojo entreabierto
para controlar 
si me escapo
-no sabes que uno es
de donde se sueña libre-.

Duermes con miedo
a soñar más de la cuenta
y despertar dormida
y encerrarte en la pesadilla
y huir hacia el abismo
que no te deja caer.

Duermes a mi lado
y tu miedo cesa,
y tu sonrisa crece,
y los monstruos vienen a verte
-por envidia-
de lo despeinada que estás
y lo segura,
protegida por mis brazos
y la pared.

Te despiertas,
me ves,
y me miras,
como quien no sabe
si aún sigue soñando
-ni quiere
saberlo-.

viernes, 23 de enero de 2015

Sabor a sal.

Tienes sabor a viernes,
sabor a helado,
sabor a libertad,
sabor a agosto,
sabor a tequila,
sabor a limón.

Tienes el sabor del azar,
del peligro
y del amor.
El sabor del odio,
del adiós,
del tú sabrás,
del nada.

Eres sabor,
ácido,
amargo,
dulce
y salado,
pero eres sabor
y eso te hace necesaria
en mi boca.

Así como el sabor
colorea el apetito,
tú haces de mis tardes
azúcar
y las echas en café.
Así como el café
me tinta los labios,
tú,
te sientes sal.
Como sal: escueces.
-Pero haces sabroso
mi plato-.

lunes, 19 de enero de 2015

La flor.

A veces hay que despedirse 
cuando algo acaba de comenzar.

El hombre es estúpido por naturaleza
y qué mayor estupidez
que dejar a medias.

El clima que siempre 
se ha puesto a favor
de las ganas,
hoy se nubla
y las nubes
-bajas-
no dejan ver
cómo florecen los campos
-es primavera,
aunque no se vea el sol-.

Empieza a llover,
cada vez más fuerte,
cada vez más claro,
 y yo,
cada vez más (i)lusa.

La tormenta arrasa
con todo lo que ve a su alrededor,
pero amigos,
hay una flor,
una única flor,
que se mantiene en pie
entre los destrozos.
Y es esa la razón,
por la que merece la pena
volver a llover.

jueves, 15 de enero de 2015

Peces llorando en enero.

Miramos al horizonte
y nadie nos ve,
quizás fue la prisa de ese enero
en tu piel
la que habló de llanto
cuando aún quedaban
libros que roer.

Quizás sobrepasamos esa línea
que unía el cielo y el mar
y olvidamos que fueron los pájaros
los culpables de todo esto,
porque quisieron rescatarnos
cuando ya habíamos naufragado.

El mar se ha vuelto cálido
y los peces están muriendo,
buscan un capitán que los pesque
y los haga cena de lujo,
pues será su oportunidad
de ser alguien
en este océano.

No nos rendimos,
recuérdalo,
nos hundimos,
que es la única forma que existe
de no mantenerse a flote.

Miedo.

El miedo sigue dominando el mundo.
Tenemos miedo al rechazo,
miedo a la vida,
miedo a sentirnos queridos,
miedo a romper las reglas,
miedo a ser castigados,
miedo a no ser nunca más,
miedo a descubrir algo que nos haga ser siempre.
Tenemos miedo a tener miedo.

Miedo es dejar de luchar por lo que uno quiere,
miedo es no agarrarle la mano a quien vemos que se va
aunque nos importe,
miedo es rechazar la oportunidad irrepetible,
miedo es no saltar por si no rebotamos,
miedo es no caer aun sabiendo levantarse.
Miedo es aprenderse un nombre que tendrás que olvidar,
miedo es tener un número que no usarás,
miedo es reír por no llorar.

El miedo se apodera de ti
si tú dejas que te domine.

Salgamos a gritar
que solo tememos
al silencio.

martes, 13 de enero de 2015

Nada.

Recibir rosas de plástico.
Comprar con dinero falso.
Usar un paraguas agujereado.
Dar un abrazo con guantes.
Peinarse con la parte posterior del cepillo.
Tocar una guitarra sin cuerdas.
Comer estando resfriado.
Leer en un idioma desconocido.
Escribir con la mente en blanco.

No sentir nada.
Ni calor,
ni frío,
ni dolor,
ni alivio,
ni tristeza,
ni alegría,
ni amor,
ni odio.

Es esa lucha entre
extremos
la que estalló
en nuestro sistema
y eclipsó las emociones.

La puerta se quedó entreabierta
sostenida entre dos cuerdas
que impiden cualquier movimiento
hacia el bien o el mal.
Mejor así,
que el clima no favorezca
ningún camino.

Mirada al frente
y a dejarse olvidar.

Vs.

Sabe fatal
buscar el olor de las nubes
en la tierra mojada
por los vaivenes de la historia.

El ciclo de la vida
se encuentra
removiendo el café
cada mañana,
tirando a los dardos
en un bar de carretera
o eligiendo las uvas
de fin de año.

Hoy eres presente
pero ayer serás futuro.

La incertidumbre 
se apodera de ti
y te vence
y te castiga
y te lastra
en cualquier decisión
caída sobre tu espalda.

Si mañana te encuentras
en el mismo sitio,
a la misma hora,
recuerda:
no eres
lo que esperas ser.

Entonces,
la vida habrá ganado.

domingo, 11 de enero de 2015

Game over.

Cuando el odio
deja paso a la indiferencia
todo lo luchado
cae en saco roto.

Dicen los sabios:
"el que ríe último,
ríe mejor".
Y qué gran verdad
cuando miras de frente
a la vida
y corres hacia el lado contrario
de la tristeza.
Valoras todo lo que te hizo feliz
y así el pasado no es tan malo,
el daño es más ameno
y la herida cicatriza,
como cicatrizan los árboles 
en primavera
o cualquier niño
con las caricias de su madre.

¿Si mereció la pena?
No, sí.
Solo Dios lo sabe
y es mejor así,
al menos vivimos
y eso fue suficiente.

Hoy, no voy a decirte adiós
porque sería darte mucha más
importancia de la que tienes.
Te diré vete
por si algún día piensas volver
y no te respondo
-es esa indiferencia
la que congeló la hoguera-.

Pienso en mí
y me entristezco
por haber peleado contra el aire
-y haber ganado-,
esperando un soplido
que me venciera en este asalto
o una ventisca
que me sacase de este cuadrilátero
con un ojo morado.

Es hora de volver a casa,
este juego ha terminado
-game over-.

jueves, 1 de enero de 2015

Querido olvido.

El desconsuelo del que se ha ido
busca la armonía de su estancia.

Recuerda
que juntos fuimos miedo,
amor
y también odio.

Recuerda
que otros tiempos fueron mejores,
cuando tu almohada
curaba mis heridas
y tú las cosías
y las hacías café
y yo siempre confiaba
en volver a tropezar.

Ahora que ha llegado enero
el olvido ha dejado sus regalos
y se ha llevado la confianza,
el respeto
y la ilusión.
Como un huracán
ha arrasado con todo
sin pensar 
que ayer todo eran rosas
y hoy...
espinas.

Querido olvido,
vete pronto
o no te vayas,
pero no te quedes
ahí mirando.