martes, 29 de diciembre de 2015

Nadie está en mi mente.

A veces,
cuando pienso que no puedo caer más bajo,
te recuerdo.

Te recuerdo desangrándote el corazón,
llenándote de gasolina el pecho,
inundándote de alcohol los pulmones,
a la espera de alguna chispa
que te hiciese estallar.

Te recuerdo atándome a la cama
cuando estabas sonámbula.
Me recuerdo cortándome los nudos con un cuchillo
incapaz de diferenciar entre cuerda y muñeca.

Te recuerdo abril
porque es un mes perfecto
para que me lluevas.

Te recuerdo abrazo
por ser responsable del agujero de la capa de ozono.

Te recuerdo poesía
porque a veces la leías
y no era capaz de escuchar lo que decías.

Te recuerdo ola
porque, aunque siempre estabas rota,
volvías.

Te recuerdo calambre,
náusea,
fiebre,
vértigo,
dolor,
delirio.

A veces,
cuando pienso que no puedo caer más bajo,
te olvido.

viernes, 25 de diciembre de 2015

Ángel.

Tengo una bala apoyada en el pecho,
muchos telediarios a la espalda
y unas cadenas terriblemente grandes en las piernas.

El día que quiera volar,
voy a tener que arrastrarme por el suelo
y, de paso, barrer toda esta mierda.

Espero haber aprendido
que uno entre dos será siempre la mitad
-ya sean números, problemas o personas-,
que nadie debe ser un objetivo,
y si se ha sentido así,
has perdido el tiempo,
que la mentira siempre sale a la luz
y cada vez tengo más bombillas,
y que hay arte incluso en el desastre.

El día que aprenda a volar
dejará de tener sentido este poema,
y se acabarán las guerras,
y la paloma de la paz,
será negra.

Espero haber desaprendido
que pueden brindarse segundas, terceras y cuartas oportunidades,
que todo esfuerzo tiene igual recompensa,
que si no eres el mejor, no eres nadie,
y que siempre merece la pena luchar por alguien
-incluso cuando no le importas-.

El día que vuele,
voy a levantar los pies por encima de mi cabeza
y voy a pisármela.
A ver si así aprendo ya
que sólo yo puedo hacerlo.

Estoy volando.

Empiezo a dejar abajo este año de mierda.

Adiós, hijo de puta.

Con amor,
un ángel.

sábado, 5 de diciembre de 2015

No se busca.

"Y al nacer el día y vestirme puede que sea mi vida la que no abroche." -ZPU.

No encuentro la salida del laberinto.

He usado palabras encadenadas por rutina,
he golpeado mi desastre haciéndolo puzzle
y ahora no sé si soy más pieza o calendario.

No encuentro las llaves.

Será que mi mente avanza demente,
deambulando por los lugares de las avispas,
con los ojos tan hinchados que lo oye todo.

No encuentro mi recuerdo.

Estoy segura de nada
y el que no sabe nada se ahoga,
ya sea pasado,
rincón
u olvido.

No me encuentro.

Y tampoco me estoy buscando.

Así llegan las mejores cosas.