domingo, 28 de diciembre de 2014

Incompleta.

Incompleta.
Como una sonrisa rota,
un ángel caído,
un fuego apagado
o un amor inventado.

Incompleta,
vaciando las noches
de pensamientos alegres,
buscando el sentido
de no se sabe qué,
borrando huellas
del pasado.

Incompleta
es una mañana
sin sentirse viva,
una tarde
sin sentirse,
una noche
sin (mí).

Incompleta
es la sensación de haber fracasado,
de haber creído lo que nunca fue,
una traición pillada a tiempo.
Buscar en la risa un consuelo imposible,
intentar dotar al odio
de indiferencia.

Incompleto
es el final de lo inexistente.

viernes, 26 de diciembre de 2014

Visto y no visto.

Las sábanas duermen tranquilas
donde antes yacía su cuerpo,
ahora solo hay polvo
-quemado-
que con un soplido
baila por la habitación
y se queda pegado
en los espejos
dando a la realidad
un color grisáceo
con olor a sal.

Los cuadros,
derretidos,
por el inmenso frío
de mi ausencia
buscan sobrevivir
junto a las flores
deshojadas,
heladas.

"¡Basta!¡Rieguen las plantas!".
Como si un simple grito
arreglase el caos
de esta habitación
sacada del mejor relato
de los Hermanos Grimm.

Duele el silencio,
duele haber estado
y ya no estar.

martes, 23 de diciembre de 2014

XXIV.

Vas con prisa a verme dormir,
y eso me encanta,
porque te asusta que me despierte
y ya no esté.
Me levantas despacio
cuidando donde pones las ganas
labrando un día mejor
-sin esfuerzo-
sonriendo,
y parando el tiempo
en la almohada.

Hoy,
no me apetece besarte,
no me apetece buscarte 
entre las sábanas,
no me apetece huir de mí
hacia ti,
no me apetece encontrar en ti 
mi sitio,
y espero que no te lo creas.

M
e

a
p
e
t
e
c
e
s

Como escribir torcido,
como escribir fuerte,
como escribir subrayado.

Me apeteces
en pequeño,
en grande,
y en todo cuanto veo
que no te veo.

Eres eso,
aquello que cuidas
porque prometiste
cuidarte.

El árbol.

La sombra del árbol que me cobija
es una manta para diciembre,
el apoyo que ofrecen sus ramas
son veintinueves de febrero,
el color verde oscuro de sus hojas
el llanto de un payaso cuerdo.

Cuando llueve,
el árbol se moja,
y crece,
las hojas se colorean
vivas
y el tronco se escuece
de la pérdida de oscuridad.

Cuando escampa,
el árbol se seca,
y gime,
-de dolor alegre-,
las hojas se caen
y tropiezan con el año
-nuevo-
que las vio morir.

El sol brilla fuertemente,
la sombra se ha hecho eterna
y el verde ya no es verde,
es verdín.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Perteneces.

Dices
que el pecado
solo puede ser
compartido.
Que una eternidad
es un segundo
de mala suerte
mientras la buena
buscar ser pecado.

Dices que el hogar
es verme volver
tras cada pelea.
Que el placer
es de conocerme
y nunca desconocerme.

Dices viento
y yo digo
calma,
dices ahora
y yo digo luego,
dices ven
y yo,
voy.

Dices 
que soy la única
capaz de curarte
y no sabes que a mí me gusta
ser herida
y cicatrizar por mi cuenta,
en tu cuerpo,
y así hacer
lo que una aguja
hace a un jersey roto;
clavar,
para luego
arreglarlo.

Dices que quieres ser
por siempre mía,
pero no sabes
que uno no puede ser
de quien ya pertenece.