domingo, 22 de marzo de 2015

Querida alma.

Querida alma:

Pasan inerávidas las horas,
dicen los cucos que 
ya no salen más.
Se ha debido de romper el tiempo
desde que la suerte
no acompaña a tu brío.
No te ahogues en los gritos
que no logran salir de ti.
Escóndelos,
y vuelve a callar:
mantente siempre ausente.

Intentas oír los susurros
que te acompañan,
cubriendo de azúcar 
al limón de tu herida.

La rutilante escarcha
que se posa ahora
sobre tu espalda,
no pesa,
pero te devuelve al invierno
-es este frío el que congela
tus pies-.

Tus briznas han caído del cielo,
y ahora, deben estar volando,
mientras el viento las mece,
y los habitantes aprenden un poco de ti.

Ahora que llueve, te sientas a pensar
que no siempre el que apuñala
lleva la culpa,
que hay cosas que vienen
a muladar,
y que la muerte llega para todos.

Hoy que no estás
te llamo para que vuelvas,
en el intento desesperado
en el que te espero.

Ya no es el frío
el que apaga las velas,
eres tú.

Atentamente,
tu cuerpo vacío.


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