“It’s not simple to say
that most days I don’t recognize me.”
that most days I don’t recognize me.”
A veces,
llevamos el cuerpo como una jaula,
llevamos el cuerpo como una jaula,
una jaula oxidada que te da miedo tocar y abrir,
una jaula deformada por todo lo que lleva dentro,
a presión,
pidiendo que se le formen poros para que deje de doler.
Pero no,
el problema no es la jaula,
porque la jaula depende de quién la cuida,
y de quién vive en ella.
Si la limpias todos los días,
si la abres para que vuele el interior
o la mimas desde fuera,
dejará de oler a rancio.
dejará de oler a rancio.
Pero,
con qué fuerza
inexistente,
escondida,
débil,
escurridiza,
incapaz,
su interior es capaz de levantarse y abrir la puerta,
o, al menos,
sonreírle.
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