miércoles, 16 de julio de 2014

Estaciones.

Queremos que todo cambie pero no hacemos nada. Queremos que nada cambie pero hacemos lo que no debemos. Debemos tiempo al tiempo, tiempo al infinito, tiempo al verde, tiempo al invierno. Debemos sangre a la herida, sangre al cuerpo, sangre a la vida. Debemos pero queremos, queremos sin deber. 

Paseo por la calle y veo rotondas, rotondas en vida. Todo cambia aunque se mantenga estático. Algo así como sucede con las estaciones, que se van repitiendo, pero ni el muñeco de nieve es igual de un invierno a otro, ni las vacaciones de verano lo son de un año a otro. Somos grandes avenidas, que recorren vertiginosamente la vida, para acabar en una glorieta, con vistas al mar.

Así vislumbré un pasado fugaz, intermitente, estaba en el mismo sitio pero en distinto lugar. Estacionada en el recuerdo me quedé, soñando que algún día pudiera el futuro sorprenderme con un hogar. 

Eterno retorno.

Anhelando(me).

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