Las emociones se han degradado
se han convertido en agua
para ser después
aire.
Se han esfumado los llantos,
las alegrías,
y los gritos
ahora no son más que niños castigados.
Los semáforos se encienden
al compás de un violín destrozado
y la gente pasa de largo
como un tren sin parada.
No sé como llamar ahora al vértigo,
si se fue con tu nombre.
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