Hay cosas que el tiempo no cura.
Una despedida sin razón,
una muerte sin despedida,
una lucha que llevó a la muerte.
El tiempo no es más
que el olvido camuflado.
Se viste de reloj,
de retraso,
de adelanto,
de estación,
de año,
de febrero,
pero nunca da la cara
nunca se olvida a sí mismo,
siempre vence
-¿no son nunca y siempre
tiempo?-.
Hemos perdido la razón
al fiarnos del tiempo.
Queremos olvidar
y eso es imposible.
Nos permiten olvidar
-o no-.
Somos marionetas
del tiempo,
y los hilos,
soplidos de olvido.
Hay muchas cosas
que el olvido no cura,
como olvidar que
estás olvidando
y olvidarte.
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