domingo, 11 de octubre de 2015

Anochece en la playa.

Estoy a punto de pedirle ayuda al sol. Decirle que me abrase
-o que me abrace-
y que me haga cenizas de sabor cartón.

Voy a suplicarle a la luna
que me lleve con ella cuando se esconda
y descubrir un mundo nuevo
lleno de rabia y amor.

Quiero ser amiga de las estrellas
para caer sobre la arena
todas las veces que ellas mueran.
Probar el sabor de las nubes y la lluvia,
cuando la soledad amenace con quedarse.

Voy a pedirles a las olas perdón
por no acogerlas cada vez que llegan
y obligarlas a que se vayan otra vez.
Por esperar que algún día ellas me salven
y me arropen en alta mar,
cuando el peligro deje de estar en tierra.

Quiero que todos los días sean nublados,
así quizás entendáis algo sobre mi vida.

Caminaré sobre la arena mojada hasta hundirme
y no quiero ninguna cuerda que pueda salvarme o ahorcarme.

Si me muero, que me mates tú.

Se hace de noche y ya no tengo miedo.
Será que ahora todo importa un poco menos
desde que estás
pero nunca te quedas.

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