miércoles, 7 de octubre de 2015

Otoño triste.

Tengo el árbol torcido.
Me pierdo entre mis ramas
y ya ni los pájaros hacen nido.

El viento me mece
como si intentara arreglar el invierno,
pero no sabe que la nieve
me asusta menos que el frío.

Me entristecen las horas
que paso viendo como tu mirada quema
y me vuelvo un cactus,
y echo de menos el agua.

Creo en la suerte de quien tiene cobijo:
un lugar donde esconderse del dolor.
Yo me crié con cuervos
y no veo nada.

Acabo de escuchar volar una hoja,
parece que ha chocado contra el suelo.

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