martes, 19 de agosto de 2014

Big Bang.

Las ventanas estaban abiertas
un día de verano
esperando a que el tiempo
hiciese mella en
sus quejidos,
anhelando,
de alguna manera,
un estallido
que descolocase la rutina,
y la rotase,
y la cambiase,
y la olvidase,
deshaciéndose del minutero
del reloj.

¡Crash!,
sonó el trompazo de la monotonía
con el qué vendrá,
retirando cualquier posibilidad
de lluvia sin destellos.
Los detalles colisionaron 
con las tardes de juego
en la calle ayer
a las siempre en punto.
Trazados a cuadros
pasaron a ondas,
se sustituyó el agua
por café,
Apolo se fue
y Dionisos llegó para quedarse.

El inicio del caos,
nuestro Big Bang.


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