martes, 23 de diciembre de 2014

El árbol.

La sombra del árbol que me cobija
es una manta para diciembre,
el apoyo que ofrecen sus ramas
son veintinueves de febrero,
el color verde oscuro de sus hojas
el llanto de un payaso cuerdo.

Cuando llueve,
el árbol se moja,
y crece,
las hojas se colorean
vivas
y el tronco se escuece
de la pérdida de oscuridad.

Cuando escampa,
el árbol se seca,
y gime,
-de dolor alegre-,
las hojas se caen
y tropiezan con el año
-nuevo-
que las vio morir.

El sol brilla fuertemente,
la sombra se ha hecho eterna
y el verde ya no es verde,
es verdín.

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