lunes, 8 de diciembre de 2014

Perteneces.

Dices
que el pecado
solo puede ser
compartido.
Que una eternidad
es un segundo
de mala suerte
mientras la buena
buscar ser pecado.

Dices que el hogar
es verme volver
tras cada pelea.
Que el placer
es de conocerme
y nunca desconocerme.

Dices viento
y yo digo
calma,
dices ahora
y yo digo luego,
dices ven
y yo,
voy.

Dices 
que soy la única
capaz de curarte
y no sabes que a mí me gusta
ser herida
y cicatrizar por mi cuenta,
en tu cuerpo,
y así hacer
lo que una aguja
hace a un jersey roto;
clavar,
para luego
arreglarlo.

Dices que quieres ser
por siempre mía,
pero no sabes
que uno no puede ser
de quien ya pertenece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario