viernes, 1 de mayo de 2015

Sombras de cartón.

El camino empedrado de colillas heladas
se halla ensangrentado y sediento.
Busco el trébol de ocho hojas
-todas podridas-
que dibuje un mar en mis ojos
y abra esta jaula de mimbre vacía.

Muertos con órganos de papel,
salud pobre de rico sin recursos,
Dolor superfluo en árboles de piedra,
Vivos desesperanzados con las canciones equivocadas.
Levanto las manos para que deje de llover,
y ahora truena.

El espejo roto de mi alma descosida
une los cristales desamueblados.
Las manzanas amarillas devoran el tiempo
que pasea libre clausulando la vida
y las nubes volátiles de humo negro
soplan cansadas melodías grises.

La vida es una bomba de oro macizo,
cuyo cronómetro siempre marcará cero.

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