lunes, 3 de noviembre de 2014

Náufrago.

Qué fácil escribir
cuando las palabras sobran,
cuando mirarte se hace
constante
en este mundo lleno de paisajes
no más bellos que el océano
de tus ojos,
en el que soy náufrago.

Haré una balsa
con los pequeños detalles
que me haces,
y la sostendré con el mástil
de la confianza.

Así,
surcaré los siete mares
que tienen tus manos
y volveré a casa
-tu boca-
a dormir,
hasta que mañana
me despierte y 
vuelva
a
mirarte.

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