A veces hay que despedirse
cuando algo acaba de comenzar.
El hombre es estúpido por naturaleza
y qué mayor estupidez
que dejar a medias.
El clima que siempre
se ha puesto a favor
de las ganas,
hoy se nubla
y las nubes
-bajas-
no dejan ver
cómo florecen los campos
-es primavera,
aunque no se vea el sol-.
Empieza a llover,
cada vez más fuerte,
cada vez más claro,
y yo,
cada vez más (i)lusa.
La tormenta arrasa
con todo lo que ve a su alrededor,
pero amigos,
hay una flor,
una única flor,
que se mantiene en pie
entre los destrozos.
Y es esa la razón,
por la que merece la pena
volver a llover.
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