martes, 13 de enero de 2015

Nada.

Recibir rosas de plástico.
Comprar con dinero falso.
Usar un paraguas agujereado.
Dar un abrazo con guantes.
Peinarse con la parte posterior del cepillo.
Tocar una guitarra sin cuerdas.
Comer estando resfriado.
Leer en un idioma desconocido.
Escribir con la mente en blanco.

No sentir nada.
Ni calor,
ni frío,
ni dolor,
ni alivio,
ni tristeza,
ni alegría,
ni amor,
ni odio.

Es esa lucha entre
extremos
la que estalló
en nuestro sistema
y eclipsó las emociones.

La puerta se quedó entreabierta
sostenida entre dos cuerdas
que impiden cualquier movimiento
hacia el bien o el mal.
Mejor así,
que el clima no favorezca
ningún camino.

Mirada al frente
y a dejarse olvidar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario